RaqueLíquida

El mundo líquido… desde mis zapatos

…Y para las vacaciones, entretenimientos gastrovinícolas (o enogastronómicos, oiga)

Siempre digo (porque lo pienso) que para aprender de vino es imprescindible beber vino. No digo ya catar vino, que puede asustar a más de uno, pero beberlo, dejar que el vino nos diga cosas y tratar de analizar todo lo que percibimos mirándolo, oliéndolo y probándolo. Eso puede ser una de las actividades estivales recomendables, reunirse con los colegas y abrir un par de botellitas bien frescas para comentarlas y, de paso, aprender de vino.

Pero para cuando uno está solo, también hay lecturas ligeras que pueden divertir y al mismo tiempo echar una manilla en esto de entender de vinos. Se me ocurre uno que estoy leyendo y, aunque no lo he terminado, lo recomiendo porque conozco al autor y además me encanta cómo cuenta todo en sus artículos en revistas. También me está encantando cómo cuenta algunos tejemanejes del vino y me parece una buena opción para echar un vistazo sin tener que recurrir a pesadísimos ladrillos sobre enología o elaboraciones vinícolas, que ya son para frikis o para gente que quiere no profundizar, sino tocar fondo en esto del vino. El libro se llama “Saber de vino en tres horas” y su autor es el periodista Federico Oldenburg, un tipo que sabe de lo que habla y, lo que es más importante, sabe contarlo.

... Y el de Yanet

El libro de Federico...

El otro no es ni vinícola ni un manual o algo parecido para aprender de vino, sino una novela negra (¿veis como en esto del mundo gastronómico y líquido hay más que ladrillos?) escrita por una de las mejores periodistas gastronómicas de la nueva generación: Yanet Acosta. El libro se llama “El Chef ha muerto” y no es un curso de cocina (¡bien!) sino una novela negra y canalla llena de intrigas bien mezcladas y aderezadas con ironía y humor (también negro, porque el comienzo ya hace salivar: el mejor chef del mundo muere misteriosamente ahogado al atragantarse con un pulpo vivo y… compradlo y leed lo que pasa después). Como la propia Yanet comenta,  «El Chef ha muerto es  es un libro para disfrutar del misterio de la clásica novela negra de detectives. Además, es una novela para divertirse de la mano de su protagonista, Ven Cabreira, un tipo al que no le gusta nada comer, pero tiene que introducirse en este mundo de la alta gastronomía para investigar el caso del Chef». Y para leer este libro, por supuesto, no hay que entender ni de gastronomía, ni de vino. O sea, que es para todos los públicos.

Yo me los pienso llevar a mis vacaciones a los dos. Los libros, claro, no a los autores que ya son mayorcitos para irse solos donde quieran…

Ah, y para internautas empedernidos, recomiendo echar un vistazo a los capítulos que se publicarán este verano en la página web donde escribo, www.proensa.com, sobre los vinos modernos, escrito por Andrés Proensa, junto a algún que otro reportajito ligero. También para aprender y estar al día de las tendencias en el mundo del vino sin cansarse con pesados manuales.

Pues eso, feliz verano.

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Un pensamiento en “…Y para las vacaciones, entretenimientos gastrovinícolas (o enogastronómicos, oiga)

  1. El de «saber de vinos en tres horas» me lo leí y no está mal, lástima de que la parte de Nueva Zelanda no sea del todo correcta. Pero buen libro.
    Yo ahora me estoy leyendo un «breviario de la cerveza», que no es que sea malo, es peor. De vino, lo mejor que he leído en tiempo es el «battle for love and wine or how I saved the world from parkerization», de Alice Feiring, que ya tiene traducción al español (varios años tarde). Y tengo en la mesilla el «reading between the wines» que lo he ojeado y tiene una pinta buenísima.

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