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No son vinos cualquiera: Galicia y Somontano

La temporada de No Es Un Verano Cualquiera acabó y con ella, Sesión Vermú. Ha sido un verano encantadoramente diferente donde he aprendido un montón pero sobre todo, donde me he encontrado con personas Grand Cru, en el equipo de Radio Nacional y fuera de él.  Pero basta, que como dijo Carlos en el último programa, «Esto no es canal Nostalgia».

El sábado recorrimos someramente Galicia y el estupendo tesoro escondido de sus variedades, el trabajo de viticultores-arqueólogos que buscan autenticidad y que están haciendo avanzar vinícolamente a la zona: gente como Eulogio Pomares en Zárate, Marisol Bueno en Pazo de Señorans de Rías Baixas, José Luis Mateo en Quinta da Muradella de Monterrei, Fernando González en Adega Algueira de Ribeira Sacra, Javier Alén en Viña Mein o Xose Lois Sebio en Coto de Gomariz, ambos de Ribeiro. Los vinos de Rias Baixas, la zona más conocida, ocuparon también gran parte del tiempo, pero hablamos brevemente de la godello y el trabajo con ella de gente como Rafa Palacios, o de los bellísimos paisajes de Valdeorras y la Ribeira Sacra, o los viñedos del Ribeiro. A Galicia hay que ir a probar sus blancos sí, pero atreverse con sus tintos, que en muchos casos tienen mucha más tradición que los blancos y gracias a unos pocos locos ahora no solo se pueden beber, sino que tienen mucho interés y son vinos frescos, atlánticos, minerales y muy bebibles, que al final es lo que importa.

Nos acompañaron Aftershave Quartet, cantando canciones de estilo «barbería», con distintas voces, todas ellas preciosas, y explicando el encanto de la mezcla, cómo con diferentes elementos y texturas de voz se logra la armonía del conjunto. ¿Os suena? Geniales los chicos.

Aftershave Quartet con Carlos Santos, Luis Figuerola Ferreti, el tenor José Manuel Zapata y Fernando Palacios

Aftershave Quartet con Carlos Santos, Luis Figuerola Ferreti, el tenor José Manuel Zapata y Fernando Palacios

El vino: The Flower and The Bee 2013, Coto de Gomariz (DO Ribeiro). Un ejemplo de la expresividad de la treixadura en clave «para todos los públicos». Si bien el fundamento del Ribeiro es la mezcla de uvas, escogí The Flower… porque me gusta muchísimo su facilidad para beber, su encanto, su perfume medido y me parece un vino que beberse con gente que no beba mucho vino. Para abrirse una puerta al vino blanco, al Ribeiro.

Os pego el podcast:

El domingo nos despedimos con una región muy radiofónica, el Somontano, recorriendo su paisaje de viñedo y recordando lo bonitas que son poblaciones como Alquézar. El Somontano tiene paisajes únicos de viñedo con los Pirineos al fondo y bodegas modernísimas conviven con otras más tradicionales, lo familiar con lo empresarial, y sobre todo, las variedades autóctonas conviven, aquí si cabe más que en otras zonas de España, con uvas internacionales: chardonnay, gewürztraminer, riesling, cabernet sauvignon, merlot, syrah, se combinan en muchos casos con garnacha y tempranillo, sobre todo, pero también con moristel y parraleta.

A poner la música y la alegría vinieron los chicos de Iuventas, una orquesta de jóvenes intérpretes fruto de un proyecto educativo encabezado por Rubén Fenández, director de la orquesta. Rubén reivindicó que la música clásica no tiene que ser solo para unos pocos entendidos, se puede disfrutar por todo el mundo, y tiene que llegar a las escuelas. Este discurso, parecido, es el que tratamos de llevar unos cuantos con el vino, con la salvedad, claro, de que si lleváramos el vino a las escuelas igual nos metían en la cárcel. Pero esencialmente, eso de tratar de tirar prejuicios y tabúes y ponerse a disfrutar de Bach o Beethoven me suena si lo trasladamos, salvando distancias, al vino.

El Enate Crianza reposa mientras Fernando Palacios escucha a Iuventas tocar

El Enate Crianza reposa mientras Fernando Palacios escucha a Iuventas tocar

El vino: Enate Crianza 2008, Bodega Enate (DO Somontano). Un tinto sencillo pero no flojeras, suave pero con estructura, bebible, intenso, un buen ejemplo de lo que es el Somontano más sólido: uva nacional (tempranillo) y uva importada (cabernet sauvignon) al que el enólogo de Enate, Jesús Artajona, le tiene cariño porque apenas ha cambiado desde que se comenzó a elaborar en el 92.

Y aquí, el podcast de una despedida que, confío, sea un «hasta pronto».

Salud, amor, y vino.

 

No son vinos cualquiera: las dos Castillas

El fin de semana pasado fue otra Sesión Vermú de las buenas, con músicos geniales y, además, amantes del vino. Fetén Fetén, el dúo folk del sábado, porque son burgaleses y el ribera les tira un rato. Y el domingo porque los hermanos Martos, con unas manos prodigiosas al violín y el chelo tampoco les hacían ascos al blanco de Uclés que llevé para bañar la Sesión Vermú.

El sábado me hice fan de los Fetén Fetén porque al escucharlos, mis pies no paraban un momento. Además la forma de tocar, el desparpajo… se vivieron momentos intensos en el estudio regados con un vino de Toro, uno de esos valores seguros de la denominación que elabora desde su fundación Estancia Piedra, bodega propietaria de la finca con mayor extensión de viñedo tradicional (viña vieja) de la DO. Antes de probarlo recorrimos, corriendo, el Duero, pasando por Ribera, Rueda, Toro, Arribes y Tierra del Vino de Zamora, pero sin dejarnos tampoco a Cigales, Arlanza o Valtiendas, menos regados por el río pero igual de castellanos.

El vino: Estancia Piedra Etiqueta Roja 2010, Bodegas Estancia Piedra, DO Toro. Escogí este vino porque quería algo representativo de lo castellano pero sin que fuera ninguna de las dos DOs que más suenan: Ribera y Rueda. Y Toro me gusta por su potencial, porque los vinos se pueden tomar con chocolate y están tremendos y porque puede ser que a los escuchantes tampoco les sonara extraño. El vino es un tinto que ni es top, ni es tampoco de chateo, es perfecto para comer, intenso, tánico pero medido, sabroso, goloso pero no pesado. Eso sí, con la ayuda de un pulpo, como decía Sacha, el trago se hace llevadero.

Aquí dejo el podcast.

El domingo le tocó a Bach, al que intentamos equiparar, el pobre, con Castilla- La Mancha, el más grande viñedo del mundo. Eso sí, si Bach es grande por la calidad, La Mancha lo es por la cantidad, así que hay que separar un poco. No obstante, hay vinos alucinantes en La Mancha que no nombré ahí pero que merece la pena descubrir: las bobales de Ponce, por ejemplo, las de Finca Sandoval, las garnachas de Jiménez Landi, el rosado (y la garnacha rebelde) de Arrrayán, los sorprendentes (para bien, muy bien) vinos de Samuel Cano… rebeldías, destellos que hacen que una no pierda la fe en Castilla. Porque es ancha, y hay de todo.
Tampoco nos olvidamos de los Pagos, a veces confusos, pero con algunos ejemplos solventes como Dominio de Valdepusa, Martúe, Carrizal… ni de las cooperativas, que los Guadianeja, por 3 pavos, a veces dan más de una satisfacción que otros vinos no dan ni con 20. En fin, queda bastante por descubrir y os animo a hacerlo, líquidos.

Los Garnati Ensemble tocaron a Bach y hubo momentos muy emotivos cuando hablaron de The Healing Notes y de sus compañeros músicos en guerra (forman parte de vez en cuando de la Orquesta del Diván de Oriente y Occidente que creó Daniel Barenboim y tienen amigos entre la gente de Gaza e Israel)… pero ¿Qué nos bebimos?

El vino: Oveja Blanca 2013, Moscatel Seco, Bodegas Fontana. Sin DO. Una novedad novedosísima y una muestra del vuelco que está pegando Fontana. Me lo encontré por sorpresa cuando llamé a la bodega pidiendo uno de sus vinos, porque Fontana es una bodega que se deja ver y que tiene cosas muy interesantes, aparte de que entre la familia fundadora, los Cantarero, se gestó la DO Uclés, enana, de 2.000 hectáreas y todavía en proceso de definición (vinícolamente hablando)

Bueno pues la Ovejita cumplió su papel refrescante, seductora y aromática en nariz, en boca fresca, sencilla, sin complicaciones. Hay otra Oveja, la negra, de graciano, esperando su momento de balar…

Ahí va el podcast para quien guste de lo grande de Bach…

 Salud, amor… y vino.

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No son vinos cualquiera: Jerez y Rioja

Pedazo de sorpresas agradables las del pasado fin de semana en Sesión Vermú. Un talentazo embotellado en el cuerpecillo de Delia Agúndez (por favor, escuchadla aunque no os guste la música barroca, es una auténtica crack y merece la pena no solo oír su voz, sino verla cantando, tiene una gracia especial) al que acompañamos con vinos grandísimos como la valía de esta soprano cacereña: los de Jerez. El domingo, el flamenco sonó en la guitarra de Óscar Herrero poniéndome los pelos de punta de la emoción cuando recordaba al maestro Paco de Lucía, mientras en la copa esperaba un rioja de los que a mí me gustan, rebelde, como es el Lanzaga de Telmo Rodríguez.

Os dejo un vídeo de Delia que tiene también colgado en su web, y os animo a que, si la veis en un cartel musical, no perdáis la oportunidad de verla, de escucharla, tiene algo especial, es luminosa, como dijo Fernando Palacios de ella en el estudio. Y para una voz luminosa, nuestros vinos con más luz, los jereces, mágicos, indescifrables a veces, atractivos, magnéticos, seductores e infinitos (se nota que me molan, ¿no?). Pues eso, que todo lo que diga será parcial porque no puedo ser objetiva. Y si encima sumamos la estupenda sorpresa de que a Delia también le encantaron, no se pudo pedir más. Ese sábado hubo magia en el estudio.

El vino: Tío Pepe, fino, bodegas González Byass, Jerez. Había que elegir uno, y aunque me dejé joyas como el sorprendente fino de Tradición, o la coj… (no sigo) manzanilla de Antonio Barbadillo Mateos, opté por un vino conocido por todos, hasta los que no saben qué es un fino: Tío Pepe, un magnífico (y asequible) vino fino elaborado de forma tradicional, imperecedero, nunca defrauda, punzante, fresco, sequísimo y seductor.

Aquí está el podcast:

Óscar Herrero, de Tomelloso, reivindicó en antena los vinos de su tierra, pero le asignamos a su magia flamenca (cómo toca el tío, qué gustazo escucharle) un vino de Rioja mientras fui recorriendo contrarreloj las subzonas y el trabajo con las uvas que se hace en la región vinícola más famosa que tenemos en España. De Rioja hay mucho que decir, mucho que contar, y poco tiempo en el programa para hacerlo, pero había que reivindicar sus años de trabajo para posicionarse como la primera y más importante Denominación de Origen del país.

Luego, para compensar, tocó un vino de un rebelde, Telmo Rodríguez.

El vino: Lanzaga 2009. Compañía de Vinos de Telmo Rodríguez. Tempranillo, Garnacha y Graciano, una trilogía riojana por excelencia, y la reivindicación de los sabores de los pueblos a través del vino. Este, de Lanciego, Rioja Alavesa, y las manos de un buscador de viñas que quiere contar historias, pero historias que se beban. Una conversación previa con él (hacía tiempo que no hablaba con Telmo tranquilamente) que se podría haber alargado horas me convencieron de que el vino que elegí era un buen ejemplo para contar lo bueno, lo auténtico, de Rioja. Desde luego, no son solo los vinos de Telmo, pero hay que escoger uno…

Ahí va el podcast:

No son vinos cualquiera: Madrid y vinos del sureste

La semana pasada me tomé unos días de «servicios mínimos» y no subí nada al blog, así que hoy cuelgo los podcasts de las «Sesión Vermú» de los días 9 y 10 de agosto, con vinos del sureste español, monastreles, bobales y fondillones, y vinos de Madrid.

El sábado tocó Madrid y su historia vinícola, que tiene para rato, sus subzonas y lo que es para mí la vanguardia, la zona oeste-norte, la que linda con Gredos, donde bodegas como Bernabeleva, Marañones, Viñedos de San Martín y Comando G están haciendo vinos muy elegantes con la uva estrella de la zona, la garnacha. Ah, y los blancos de albillo, una uva que recuerdo de mi infancia por un señor que la llevaba desde los pueblos de al lado del mío (Robledo de Chavela) en burro e iba gritando ¡albillo! por la calle. Vamos, que para mí era una uva de mesa, de comer, hasta que la descubrí en forma de vino en una feria. Ah, tampoco me olvido del trabajo que hace Celia con la cooperativa de San Martín y sus, para mí, dignos Don Álvaro de Luna. Al piano, Rosa Torres Pardo (compartimos apellido, pero no parentesco) puso la armonía musical.

El vino: El Hombre Bala 2012, Bodegas Comando G, Cadalso de los Vidrios. Totalmente garnacha, quiere ser un vino de pueblo de inspiración borgoñona. Fruto de la creencia de sus autores, Daniel Jiménez-Landi y Fernando García, en la grandeza de esta zona como una de las revelaciones vinícolas del país. Para mí, no van descaminados. Este Hombre Bala es el que más me gusta de los que he probado, aunque otros de sus vinos, como La Mujer Cañón, de esta añada, también me han parecido elegantes, expresivos y muy auténticos. El Hombre Bala me recordó a mi pueblo, y por eso lo escogí para el programa.

Ahí va el podcast:

 

Aquí está el podcast de la combinación entre los vinos del sureste, Valencia y Murcia y la zona oriental de La Mancha (falta siempre tiempo para nombrarlos a todos) y el magnífico Mestizaje que acompañó las notas poperas y con toque country de The Bantastic Fand (por cierto, murcianos algunos, de Cartagena). También pasé de puntillas por los fondillones, esas joyas que se han rescatado del olvido, y me acordé de nombrar los moscateles de la Marina Alta y a la novedad de la región de Utiel, la merseguera, con la que se están empezando a hacer cosas interesantes, según me cuenta Toni Sarrión.

El vino: Mestizaje 2012, Bodega Mustiguillo, Sin DO, Utiel (Valencia). Elaborado con un 70% de bobal, es una de las muestras del trabajo de Sarrión con esta uva y su esfuerzo por dignificarla. Además, lo mejor es que es un vino fácil, muy bebible, maduro y goloso, sabroso, que creo que puede gustar a cualquiera aunque no sepa qué es eso de bobal. Otro puntazo es su precio, unos nueve euros en tienda. Para tomar nota.

Y el podcast, que no se me olvida

Salud 😉 y buen vino, claro

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