RaqueLíquida

El mundo líquido… desde mis zapatos

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¡Feliz 2014!

¡Feliz 2014!

A todos los lectores y amigos de este blog, que sepáis que no me olvido de vosotros nunca, que volveré a contar cosas, pero mientras tanto… Os deseo lo mejor en este año que empieza.
¡Nunca dejéis de tener motivos para brindar!

Cuando la velada romántica tiene pompas y no burbujas

Leo hoy un anuncio de una de esas páginas de descuentos que reza: «Sorprende a tu pareja con una velada romántica en Zouk Hotel». Bien, como soy una friki y me acuerdo de que esos hoteles los anuncian en la carretera, pincho para cotillear las condiciones sin más intención que eso.

Aparece una fotito de la habitación, toda mona, y una hielera donde se ve una botella de champagne. Sí, sé que es champagne y no otra cosa porque se lee claramente la marca (o al menos yo soy capaz de distinguirla). Muy bien. Sigo leyendo.

«Pasa una noche inolvidable en el Zouk Hotel, junto a Alcalá de Henares, un íntimo hotel donde podrás disfrutar de una romántica experiencia con jacuzzi y cava.» Leñe, qué curioso, en la foto aparece champagne pero en la oferta se han decantado por el producto nacional. Nada grave, claro, puesto que hay muchos cavas con los que yo, desde luego, firmaba una noche romántica que ni Doña Inés.

Pero es que sigo leyendo, ya me pica el gusanillo de ver cuáles son las condiciones de esas ofertas con esos descuentos tan grandes (¿no os parecen raros a veces? lo más sensato es pensar que también recortan en servicios, aunque luego habrá casos en los que no. Pero una que ha probado algún cupón de estos da fe de que haberlos, haylos).

La oferta sigue con pastelones horteras del tipo: «Si Afrodita, la diosa del Amor, pudiera abandonar su trono en el Monte Olimpo, sin lugar a dudas estaría encantada de disfrutar de esta experiencia.» (casi me da una hiperglucemia). Pero es que en ese mismo párrafo explica que «te van a recibir con lambrusco (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!) en la habitación desde el primer momento». ¿CÓMOOOOOOOOOO? ¿Pero no ponía cava en la primera descripción? ¿Y no se ve claramente en la foto que lo que hay es una botella de champagne? Claro, los incautos tortolitos que se compren el cupón porque les llama la atención la foto y piensan en brindar con un espumoso decente, se encontrarán con «una botella de lambrusco»… Que en España, encima, lo que llega es un subproducto que, queridos enamorados, no es precisamente el que uno sueña para una velada romántica… O por lo menos, a mí, si veo una botella de esas en mi mesa con mi tórtolo lo que ocurre es que pierdo la libido…
¿Vosotros no?

Ah, feliz San Valentín… con burbujas, por favor.

Amigos de Oro

Soy anticoncursos, medallas, puntos… me parecen cansinos, pero no puedo negar que muchas veces hacen la decisión de compra más fácil. Si dos vinos aparentemente son iguales y cuestan lo mismo, ¿no cogeríais vosotros el de la medalla? eso sí, hablo de aficionados, no de vinogeeks.

Pues bien, sin dar más explicaciones, hoy estoy feliz como una perdiz porque mis amigos Carlos y Rodrigo me acaban de decir que les han dado un oro en el concurso Garnachas al Mundo, en Perpiñán. Es la primera vez que se hace un concurso que valore vinos de garnachas de diferentes partes del mundo, así que imagino que la competencia era dura. Pero ellos se han creído siempre a su garnacha, que se llama Cifras, y han logrado el reconocimiento de la crítica. Yo (qué voy a decir) adoro Cifras, un vino al que he visto casi nacer, cuando era una garnacha con aromas increíbles que apenas se dejaba beber sin pelo en el pecho, hasta que se ha convertido en un vino auténtico, honrado y que te dice que es de Rioja Alavesa cuando lo bebes. Olé por ellos, y aun a riesgo de desvelar debilidades siendo plumilla, aquí, en mi blog, en mi espacio, no voy a negar que me alegro y les felicito. Recuerdo hace muchos años, casi cuando conocí a Carlos durante una entrevista, que ellos estaban en el vino para triunfar, y que medallas de bronce o plata, segundos puestos, eran más para ocultar que para lucir.

Esta vez, su Cifras se ha considerado de Oro, y me imagino ahora las sonrisas de los dos hermanos al ver reconocido su trabajo, su esfuerzo y aquello que han dejado atrás para conseguir su sueño. Y yo también sonrío.

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¡Felices fiestas líquidas!

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Queridos amigos
Os deseo de corazón que durante estas fiestas no os falte ni un segundo un motivo para brindar. Sed muy, muy felices, y entrad con optimismo en 2013, que nada nos quite la esperanza.
¡¡¡Feliz Navidad!!!

«El Cuarto Poder» por José Luis Martínez

«El Cuarto Poder» por José Luis Martínez

Dejo aquí arriba un enlace a un artículo de opinión de un colega que me parece, aunque muy especializado, muy interesante y además sigue al hilo de mi post sobre las guías. Parece que somos, son, pocos los periodistas vinícolas que se patean este país y otros para contar el vino desde sus ojos y es menos aún el apoyo institucional cuando se trata de arrimar el hombro a modo de inserciones publicitarias. Y hablo precisamente de instituciones que lo primero que predican es que hay que «comunicar» el vino de forma cotidiana. Yo pretendo eso, y muchos de mis compañeros también, y quiero hacerlo desde revistas generalistas, pero sin dejar de escribir y contar el vino desde las especializadas, esas pensadas para la minoría que, sí, se interesa un poco más por el vino.

Me llama la atención este comentario cargado de ironía de José Luis: «Habrá que ver si el modelo de disfrute cotidiano del vino a modo de recetas sea el modo más adecuado para que esta campaña (…) cree poso en su público objetivo». Sabe que en muchas revistas generalistas la atención por el vino, salvo honrosísimas excepciones (me encantan reportajes en Fuera de Serie, columnas en Cinco Días o reseñas en ABC), es la fotito de la botella junto a la receta firmada por una vaca sagrada de la información gastronómica…

Ahí lo dejo, si os estoy invitando a pensar y debatir, me doy por satisfecha.

Restaurante y vino asequible: no todo está perdido

*Durante el pasado puente del Pilar tuve la suerte de encontrarme con algo que suele parecer inexistente entre los aficionados al vino: un restaurante que no cargaba a mi querido líquido con todo el peso de la cuenta. Sí amigos, haberlos, haylos.

Fue en Laguardia, un pequeño y encantador pueblo de Rioja Alavesa, en un restaurante llamado Marixa. Asier, el jefe de sala (y creo que dueño) nos ofreció nada más llegar a la mesa una botella de uno de, entiendo, sus vinos «superventas»: un Pujanza del año 2006, un vino que se hace a pocos metros de ese restaurante y que yo conozco y adoro, casi tanto como al tipo que los hace, Carlos San Pedro. Además recordaba especialmente esta añada porque me parece una de las mejores de este vino, una gran compra que se encuentra en tiendas a unos 16 euros. No es exactamente un vino low cost pero si relacionamos la satisfacción que ofrece con el desembolso que requiere, la balanza se inclina hacia el «cómpralo, bébelo».
Pues cuando, antes de decantarnos por el pujancita (habíamos comprado un magnum de esa misma añada en una tienda cercana) decidimos echar un vistazo a la carta, lo que vimos nos pareció casi como encontrar un unicornio: precios ajustados, pocos euros más, según los casos, de lo que podemos encontrar en tiendas de confianza, y una carta excepcionalmente confeccionada, con la firma de alguien que, sin duda, aprecia su profesión y respeta al vino. En el caso de Pujanza, la diferencia con el precio habitual en una tienda era tan solo de ¡dos euros!
Imaginaos mi alegría cuando me encontré con eso. Y claro, no me callé y tuve que comentarlo con el sumiller. Su respuesta fue muy sencilla: «es que no hay razón para maltratar el vino cargándolo con un precio exagerado». «Ahí le has dao»pensé para mí.
Totalmente de acuerdo, y aunque según el local y sus condiciones ese margen pueda aumentar más que el del amigo Asier, el objetivo es ese: no cargar al vino con el precio de toda la comida. Ese día nos bebimos, tan a gusto, dos botellas.

*Disculpad de nuevo la tardanza en aparecer por aquí, confío en recuperar mi habitual ritmo bloguero cuanto antes. Y gracias por vuestra comprensión y paciencia, amigos líquidos

Pies descalzos

Pies descalzos

En breve me calzo de nuevo los zapatos y empiezo a dar guerra, felices líquidos

Feliz verano, amigos líquidos

Playa, montaña, ambas, pueblo, ciudad… cualquier sitio es bueno para escaparse unos días a desconectar. Imagen

Así que, os vayáis o no, disfrutad de un buen vino con amigos, de un cóctel bien servido o de una copa «en las rocas».  ¡FELIZ VERANO!

Tío Pepe, quédate

Tío Pepe, quédate

Hoy me asomo un poco por aquí para mostrar mi apoyo al cartel de Tío Pepe. Yo quiero que se quede. Me parece que su aire rancio y su porte erguido son ya inmortales, y que haber sobrevivido a Gallardón le hace merecedor de un lugar bien alto en la Puerta del Sol. No me parece justo que sea Jobs quien se lo cargue (a título póstumo encima) para poner su manzanita mordida, Tío Pepe es una manera divertida y nostálgica de recordarnos que somos un país de vinos únicos como este, que verdaderamente es «Sol de Andalucía embotellado», hasta en momentos como el de la imagen, en los que la lluvia lo tiñe con tonos grises. Tío Pepe, quédate.

Burbujas de champagne para el sexo

El otro día coincidí con Javier, un amigo del trabajo, tomando un cóctel. Como esto de las copas y la sensación de dar por concluida la jornada laboral se parece, en ocasiones, a una inyección de euforia y buen humor, nos pusimos a hablar de tonterías. Y entre esas tonterías se nos ocurrió hablar de champagne, ese líquido dorado y delicioso que hace más bellas a las mujeres (yo añadiría que también a los hombres, dependiendo de las copas que te tomes).

Y pensamos, al ir recordándonos el uno al otro si habíamos probado éste o aquél, que el champagne es sensual, sexy por naturaleza.

Asociado al brindis y a las celebraciones, es mucho más, y por ahí discurrió nuestra conversación, charlando de esos momentos donde el champagne ilumina alguna de nuestras veladas.

Claro, tras el trabajo, un asunto recurrente de conversación es el sexo, y ahí que fuimos a parar. No me refiero a que entre nosotros tuviéramos sexo, sino a que comenzamos a hablar de él. Y de champagne. Todo junto. Champagne y sexo. Se nos ocurrieron ideas descabelladas como la de elegir un champagne brut para jugar en la cama, a beber del otro, a derramárselo por encima. Yo le decía: “sí, pero tendríamos que tener a mano una botella para el juego y otra para bebérnosla”, y él respondía “es verdad, porque a mí me daría pena derramar según qué champagne en el cuerpo de mi amante, por más que luego bebiera de ella… ¿te imaginas derramar una Grande Cuvée de Krug o un Cristal de Roederer sobre tu amante?” “Noooo!” contesté yo, horrorizada, “¡esa copa siempre me la bebería!”. Sí, esa sí, pero, entonces, habría que buscar otro champagne para derramarse el uno al otro. Y claro, nos pusimos a pensar, como tontos, en uno que nos gustara lo suficiente como para beberlo de la piel de otro, pero no tanto tanto como para lamentar cada gota que se quedara adherida a ella…

No llegamos a ninguna conclusión, claro, porque cada uno tiene su burbuja favorita, un champagne con el que beber y beberse al otro.

Fue una conversación trivial, pero ambos nos pusimos a pensar, y me da en la nariz que se nos ocurrieron unos cuantos juegos burbujeantes. ¿A vosotros no?

El Champagne es sensual por naturaleza, imaginad la de sensualidad que hay en este carro!

Champagne y sexo forman una combinación que yo, sinceramente, no me perdería compartir con alguien que me gusta.

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